Asensio y Golovin, vidas cruzadas

Para Alexandr Golovin, el Mundial de Rusia se está convirtiendo en su salto definitivo a la élite. Apenas 22 muescas en su DNI, apenas unos años en la Primera división rusa, no le han impedido ser la gran esperanza del anfitrión. Más allá del nombre de varios de sus compañeros e incluso de los goles de un viejo conocido español como Cheryshev, la participación del próximo escollo español está girando sobre la figura de este pelotero que es un viejo rival de Marco Asensio.

Porque el madridista lideraba la sub 19 española que conquistó el título en el Europeo de Grecia de 2015. Campeonato en el que el rival en la final, ganada 2-0 por La Rojita, fue la Rusia que lideraba.... sí, Golovin.

Entonces apenas contaba con 19 años, daba sus primeros pasos en el CSKA y ya había debutado en la absoluta (fue Fabio Capello el que le dio la alternativa), selección en la que se ganó el puesto en la pasada Eurocopa (también fue titular en la última Copa Confederaciones). Desde ahí su evolución ha sido imparable y será, sin duda, una de las grandes amenazas para La Roja el próximo domingo.

Golovin es talento puro. Su fútbol se asemeja al de Arshavin, viejo conocido que destilaba clase en cada aparición. La lesión de Dzagoev le permitió abandonar la banda izquierda para ejecutar sus diabluras donde más cómodo se encuentra, detrás del delantero. Es ahí donde se está ganando -un gol y dos asistencias en 180 minutos- que su nombre aparezca entre los talentos a seguir por todos los grandes de Europa, esos que utilizan el Mundial para apuntar irrupciones meteóricas. De momento, ha rechazado esos acercamientos para centrarse en el Mundial, su Mundial.

El domingo, España deberá estar atenta a este jugador vertical, habilidoso, con gran capacidad para el último pase y un golpeo que le convierte en una amenaza a balón parado. Aunque es diestro, maneja la zurda con habilidad. Pero su calidad no es el único valor de un futbolista que se deja la piel en la presión y a la hora de recuperar el balón. Un jugón moderno, en definitiva, de los que suponen un cheque en blanco para cualquier equipo.

Este curso firmó siete goles con el CSKA, demostrando que su fútbol, además, es contundente. Sea como fuere, se encontrará con un Marco Asensio que hace tres años ya le ganó una final. Sus vidas se vuelven a cruzar ahora con los cuartos de final del Mundial de Rusia como premio.