Pelotazos y decepciones cuando el Real Madrid pescó en Portugal

La llegada de Álvaro Carreras al Real Madrid es el regreso de un futbolista que pasó por La Fábrica. Pero ha sido en el Benfica, en la liga portuguesa, donde ha dado el salto de calidad y se ha hecho jugador de la superélite. El lateral se hizo con el puesto en las Águilas mostrando sus virtudes como un carrilero de largo recorrido y proyección ofensiva capaz de hacer grandes partidos en la Champions y en la competición lusa.

No han sido muchas las ocasiones en las que el Real Madrid ha pescado en la liga portuguesa, una competición en la que los grandes clubes sobreviven a base de detección de talento joven. Sin embargo, las incorporaciones que han recalado en el equipo blanco directamente desde el país vecino han dejado una huella diferente. De allí llegaron algunos de los mejores fichajes de su historia reciente, pero otros no lograron confirmar la proyección que se les presuponía.

Tres ex del Benfica

Un buen ejemplo son los tres jugadores llegados desde el Benfica hasta ahora. De allí procedía Di María, un jugador exquisito que costó 33 millones en la temporada 2010-11 y enamoró al Bernabéu durante las cuatro temporadas que estuvo, incluida la de la Champions de Lisboa. Una final en la que también fue titular Coentrão, llegado un año antes por 30 millones. Un lateral con enorme proyección que compaginó alguna buena actuación con otras bastantes más cuestionables. Las lesiones no le permitieron continuidad. Bastante más testimonial fue la llegada años antes, en la 1998-99, de Edgar, una promesa que no llegó a debutar y acabó siendo estrella en el Málaga.

De Militao a Secretario

En la actualidad, el único futbolista que se encuentra en la primera plantilla llegado desde Portugal es Militao, un central por el que se pagó 50 millones al Oporto y se convirtió en una referencia mundial de la posición. Llegado en la temporada 2019-20, su valor de mercado alcanzó los 70 millones. Ha levantado hasta 13 títulos de blanco, incluidas dos Champions, pero las graves lesiones sufridas en los últimos tiempos han frenado su trayectoria.

Del Oporto también llegó, quizá, el fichaje más rentable de la historia reciente del Real Madrid, Casemiro, al que se considera miembro del mejor centro del campo madridista de la historia reciente. Los 6 millones que se pagaron por él fueron ampliamente amortizados por un mediocentro de época que levantó cuatro Champions, entre otros muchos títulos. Para colmo, dejó más de 70 millones en las arcas madridistas. Un auténtico pelotazo.

Pepe fue otra de las grandes incorporaciones llegadas desde el grande del norte de Portugal. Costó 30 millones en la 2007-08. Jugó diez temporadas en las que dejó una huella imborrable en un Real Madrid en que disputó 334 partidos, ganó tres Champions y 14 títulos en total. Para muchos, una leyenda.

Una trayectoria de blanco que no pudo igualar Danilo, quien llegó como gran promesa y dejó alguna pincelada, pero nunca terminó de cuajar como se esperaba a pesar de una inversión de 31,5 millones. Un lateral derecho en el que tampoco triunfó Secretário en la temporada 1996-97, la única que jugó de blanco y en la que no pudo brillar a las órdenes de Capello.

Pionero Giudicelli

Pero para llegar al primer fichaje del Real Madrid desde la Liga portuguesa hay que remontarse muchos años atrás, concretamente a la temporada 1935-36, en la que llegó Giudicelli desde el Sporting CP. Apenas jugó un partido de blanco, pero este internacional con la verdeamarelha, de ascendencia italiana, pasó a la historia como el primer futbolista brasileño de la historia del Real Madrid. Años después, en la 1947-48, Manuel Rocha, un delantero argentino que pasó por Boca, llegó al club procedente de Os Belenenses y disputó de blanco la Copa Eva Duarte, el antecedente de la Supercopa.