Un lateral de riesgo

Una curiosa contradicción se dibuja en el fichaje de Trent John Alexander-Arnold (Liverpool, 26 años). Parece evidente que era una oportunidad de mercado inmejorable al acabar contrato y con un potencial de madurez mayor, pero al mismo tiempo su ajuste puede alimentar ciertas dudas dentro del sistema de Xabi Alonso. No se trata de cuestionar las cualidades del inglés, más que consignadas durante toda su trayectoria en el Liverpool. Sin embargo, hay una cuota de riesgo que asume el Madrid con su incorporación. Alexander-Arnold es un futbolista cuyas virtudes se asocian más a situaciones de juego que no representan a un lateral al uso debido, principalmente, a sus desórdenes defensivos.

A la espera de conocer la estructura por la que apostará Xabi Alonso, ya sea un dibujo con carrileros como venía aplicando en el Leverkusen o una defensa de cuatro, Alexander-Arnold se verá sometido a una exigencia que cotejará su verdadera valía. En el Liverpool, sobre todo durante la etapa de Klopp, contaba con el apoyo de un doble pivote y las ayudas del central para compensar sus errores posicionales y su repliegue vacilante. El alemán formalizó un mecanismo de protección individual y colectivo, porque entendía que la pujanza ofensiva de Alexander-Arnold por la banda y su liderazgo creativo para construir en la medular merecían ese esfuerzo. Aun así, el lateral no escapó de imágenes que denunciaban su fragilidad, más coyuntural que estructural, en el aspecto defensivo. Por detrás de él se originaban vacíos importantes, incluso en los ataques posicionales del rival desatendía los desmarques de ruptura a su espalda y no continuaba con la marca. Estos defectos también han sobresalido este curso con Slot en el banquillo, donde sus funciones se han restringido casi siempre a la demarcación pura de lateral. Con todo, ni mucho menos Alexander-Arnold es una debilidad constante. Se trata de un jugador con instinto para robar y rápido en el uno contra uno. Cuando se pone, es difícil de superar, aunque su bagaje en los duelos no destaca para bien: 47% de éxito en las disputas.

Ante este escenario, Alexander-Arnold no parece el jugador más adecuado para hacer las veces de carrilero si Xabi se decide por el 1-3-4-2-1. No es un perfil de jugador capaz de recorrer 80 metros de campo, con una velocidad máxima promedio de poco más de 32 km/h, sin verse comprometido por esa obligación, aunque también es cierto que desde esa posición podría aparecer por dentro como hacía Grimaldo y auxiliarse en los movimientos de compensación de Valverde o del central del lado (Militao, Asencio o el propio Carvajal). Con defensa de cuatro se puede ver expuesto igual. Su disciplina defensiva no es la mejor, algo que redunda también en sus descuidos en sistemas de presión alta al saltar a destiempo o sin la agresividad suficiente y no tener en cuenta tampoco las consecuencias de sus acciones.

De todos modos, seguro que el Madrid ha valorado todos los pros y contras del fichaje de Alexander-Arnold y se ha quedado con lo que el británico puede aportar en la fase ofensiva. Pocos futbolistas transmiten la sensación de imaginación, peligro y soltura que ofrece su juego. Las cifras, que barnizan esta realidad, son categóricas: desde su estreno en la Premier, solo De Bruyne, Son Heung-min y Salah han sumado más asistencias, mientras que solo los mismos De Bruyne y Salah, además de Bruno Fernandes, han creado más ocasiones. A partir de estos datos, se puede sostener que estamos ante un futbolista diferencial.

Alexander-Arnold es una amenaza continua por fuera y por dentro, cerca del área y a larga distancia de la misma. Su calidad técnica y su extraordinario pie, que recuerda al de Beckham, permitieron al Liverpool presumir de un recurso único que estimulaba su verticalidad en las transiciones y su profundidad en los ataques elaborados. En los primeros pases, Arnold puede ser una figura en la que apoyarse para atraer y superar la presión rival. Tiene un desplazamiento fabuloso y una visión que pone en jaque a los adversarios, con salida en corto y en largo.

Además, sabe leer cuando aparecer en zonas interiores para participar en la creación. Se intercala a la espalda de los medios contrarios o espera el giro del juego hacia su perfil. Si recibe en ventaja, desde el pase puede hacer mucho daño. En este sentido, resulta una incógnita el papel que le va a dar Xabi, si quiere que mezcle su presencia por dentro y por fuera. Slot le ha retirado del medio y le ha ubicado como antiguamente en el lateral, a diferencia de Klopp, donde también actuaba en el centro del campo. De ahí que haya bajado su número de intervenciones de 100 a 88 y su cifra de pases de 70 a 61.

En cualquier caso, Alexander-Arnold siempre se proyecta con inteligencia por la banda a causa de la amplitud y la variedad en el pase que le significan. Puede centrar desde la línea de fondo como muchos metros más atrás, casi siempre con acierto. Sabe cuándo y cómo llegar. Es por eso que, entre otras cuestiones, haya logrado formar con Salah una dupla complementaria de época, capaz de conectar en espacios cortos y de servirse cada uno de los movimientos del otro. Además, se trata de un consumado especialista en el balón parado. Sin Modric, aunque con Güler, el Madrid corría el peligro de empeorar sus jugadas de estrategia, algo que con el jugador inglés no va a suceder bajo ningún concepto.

Entre dudas y certezas, las expectativas sobre Alexander-Arnold no dejan de ser menos importantes. Es un futbolista en plenitud física, que llega con una edad perfecta y un legado en el Liverpool que, de algún modo, le justifica por sí solo. Sin embargo, los contrastes de su rendimiento son acusados, así como la incertidumbre de su adaptación también impone. Se podría sostener que su fichaje es una decisión de riesgo, aunque bendito riesgo...