El Eibar se suma tarde a la fiesta

Mediante un penalti transformado por Corpas, los armeros escalan notoriamente en la tabla. Tarde aciaga para Grego Sierra, que tras cometer la pena máxima, acabó expulsado.

Ipurua se niega cerrar el curso. Al igual que su técnico, Beñat San José. El técnico armero ha sacado rédito inmediato de una plantilla que marchaba cuesta abajo y sin frenos. Imposible hacer más en menos. Tan solo una derrota en trece jornadas consecutivas, que le colocan como el noveno clasificado y a seis puntos del playoff. Pero llega tarde. Con dos jornadas para acabar, deberá ser el año siguiente. Tal y como le ocurre al Burgos. Los hombres de Ramis dan matemáticamente por finalizada su campaña al no rescatar ni un solo punto de Ipurua. Comenzaron llevando la iniciativa, pero su insistencia decayó con el paso de los minutos. Su principal enemigo fue, para desgracia, Grego Sierra. Autor del penalti que Corpas se encargaría de ejecutar, como de la acción que supondría al conjunto blanquinegro terminar la tarde con uno menos.

De poco importaba la actual situación clasificatoria, el trabajo de toda la semana estaba en juego y tanto Eibar como Burgos saltaron al verde como si el ascenso estuviera en juego. Hasta que las fuerzas acompañaron, por lo menos, porque los rayos de luz que golpeaban el feudo eibartarra menguaron la intensidad mostrada en los primeros minutos. Algo visible desde el planteamiento. Ambos conjuntos fueron fieles a su idea de presionar muy alto la salida del contrario, lo que dificultó ver fluidez en las posesiones. Especialmente palpable en la de los armeros, quienes sufrieron varias pérdidas de pelota en los primeros compases. Sin ir más lejos, en los robos altos llegaron las mejores ocasiones burgalesas, que de no ser por la poca convicción de Fer Niño en un centro lateral ya iría mandando en el marcador.

A medida que la tarde avanzaba, el Eibar iba ganando confianza en el choque. La primera línea se apoyó en los descensos de Bautista para poder progresar, mientras una buena activación en las segundas jugadas lograba enlazar. El máximo goleador armero, de vuelta al once tras superar la sanción, estuvo imponente cada vez que el conjunto guipuzcoano recurría al balón en largo. En esas, los de Ramis no daban abasto para defender tan largos y optaron por cerrar líneas en un bloque intermedio. Fue demasiado tarde. Los locales, mediante la batuta del brasileño Matheus Pereira, pudieron mover el juego a su antojo y después de una gran jugada trenzada, la destreza de Antonio Puertas entró en escena. Control, recorte y premio. Grego Sierra cayó en la trampa y después de la finta del almeriense no tuvo otro remedio que cometer un penalti catedralicio. Pena máxima que sería transformada por Corpas. Segundo tanto consecutivo para el extremo que engañó por bajo al exarmero Ander Cantero.

El guardameta blanquinegro, inédito hasta el momento, apenas fue exigido en los primeros 45 minutos, a diferencia de la segunda, donde tuvo poca tregua. Tras revisar su historial manteniendo ventajas, el Eibar salió decidido en el último acto. Nada más salir, Guruzeta encañonó la meta rival en una recuperación en campo contrario; acto seguido, Cubero se topó con Cantero en una falta lateral; y minutos después, Arambarri a punto estuvo de rozar otro preciso envío desde el costado. Todo ello, sin que el Burgos tuviera la capacidad de réplica. Y eso que Ramis lo intentó desde el banquillo, al dar entrada a la referencia Edu Espiau y dos ‘trequartistas’ como Dani Ojeda y Borja Sánchez. Aun así, muchas imprecisiones para un Burgos que carecía de argumentos.

Al igual que en el primer tiempo, el partido entró en un limbo. Nadie era capaz de hacerse con el mando, ni mucho menos de crear ocasiones. Partido demasiado cerrado para tratarse de los últimos minutos y las alturas del campeonato. El cuadro burgalés estaba obligado a adelantar las líneas, pero finalmente acusó la iniciativa. Corpas aprovechó el despiste de Grego Sierra para plantarse delante de Cantero, pero el ‘8’ reconvertido a central, enmendó su error de raíz. Aunque no por ello se libró del peaje. Tarjeta roja en una tarde para olvidar. La falta no supondría apenas peligro, pero el daño ya estaba hecho. Con un hombre menos y el tiempo prácticamente encima, su reto era inviable. Y así terminó siendo. De este modo, el Eibar rompió su sequía frente al Burgos y se alzó con una nueva victoria que, aunque no le saque de pobre, le recarga la energía.