Doble puro, baile y un alegato: “Después del 1 de junio, otra vez”

Fiesta grande en Madrid por la celebración de LaLiga. Cánticos de “Modric y Nacho, quédate”, gritos a Florentino por Mbappé y engalanamiento en Comunidad y Ayuntamiento.

Ancelotti pidió bailar con Camavinga. Porque una fiesta así, debió pensar para sus adentros, debía cerrarse por todo lo alto. Con miles de personas esperando en Cibeles desde las 9:00h, llenando las calles y dando calor a la fiesta de la 36ª Liga. Esa que la Federación había entregado, en Valdebebas y a puerta cerrada, a las 9:30h. Un pregón frío, pero un cierre ardiente.

El equipo llegó a orillas de la diosa tras darse una pequeña vuelta por las calles de la capital, subido a su autobús descapotable y enseñando el trofeo. Nada más llegar, Nacho lideró la expedición, llegando a bromear con que se le caía el trofeo, ‘a lo Sergio Ramos’.

Reía con Joselu, que hacía fotos con una cámara analógica. Cada uno tiene sus hobbies. Y el de Ancelotti, aunque no lo parezca, es bailar. El técnico, de los primeros en agarrar el micrófono, regaló el instante de la tarde pidiendo bailar con Camavinga.

“¡Música, maestro!”, gritó. La Cibeles quedó en suspense. ¿Iba a pasar? Primeras notas de “El Fin del Mundo”, himno de La La Love You. Mirada cómplice entre ambos y Cama, con iniciativa, empezó a mover los brazos. El público enloqueció. Y Carletto le imitó. Todos se morían mientras bailaban, sí.

Entre la fiebre del domingo mañana, declaraciones de jugadores, aunque muchas menos que en 2022. El público pidió la continuidad de Modric, que agradeció ruborizado y Vinicius arrancó el “¡Nacho, quédate!”.

También habló Tchouameni, encargado de iniciar un “Oh, Real Madrid”, a su manera (“Hala… Madrid”). Y Luka, que tras escuchar a la gente pedir su renovación, lanzó el guante definitivo: “Después del 1 de junio nos volvemos a ver aquí”.

No fue la Cibeles más multitudinaria, pero sí de las más simbólicas: Nacho, One Club Man y hombre de la casa, subió la escalera de Cibeles y colocó la tradicional bufanda, acompañada de una bandera. Luego pidió la presencia de los otros tres capitanes. Con esa imagen y Ancelotti cantando sin parar, terminó la fiesta. Una en la que Carletto repitió la icónica imagen con el puro… y en la que su hijo, Davide, le imitó. Va en el apellido.

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