Luka Modric, el comodín de Zidane

Luka Modric ya no es titular indiscutible en el Real Madrid pero sigue siendo una pieza capital en los planes de Zinedine Zidane en este inicio de temporada. A sus 35 años, el centrocampista vive una situación inédita desde que se asentara como un futbolista fundamental del equipo blanco de la mano de Carlo Ancelotti en otoño de 2013.

La explosión de Fede Valverde en la posición de interior derecho (la predilecta de Modric) ha relegado al croata a un papel menos expansivo, más limitado en cuanto a minutos, consciente de que a su edad está obligado a medir los esfuerzos y dosificarse para ser útil durante todo el curso. El sacrificado centrocampista uruguayo ha recuperado su mejor nivel tras las dudas mostradas tras el confinamiento y se ha erigido en uno de los jugadores más importantes en el engranaje táctico de Zidane a costa de Modric.

Se da la circunstancia de que tanto el balcánico como el uruguayo son, junto a Benzema y Casemiro, los únicos jugadores de campo que han participado en los 10 partidos del Madrid esta temporada. Lo que marca la diferencia entre ambos son las titularidades y los minutos disputados. Modric suma seis choques siendo de la partida (solo uno en Champions y fue suplente ante Inter y Barcelona) y 551 minutos disputados mientras que Valverde acumula ocho titularidades y 732 minutos jugados.

A pesar de tener menos minutos, Luka Modric no ha perdido protagonismo ni influencia en el equipo blanco, pues Zinedine Zidane ha encontrado en el croata una herramienta muy valiosa entrando desde el banquillo. La variedad de recursos de Modric, su experiencia, su despliegue y su capacidad innata para interpretar a la perfección lo que necesita el partido en cada momento le convierten en un comodín sin igual para el preparador marsellés, que lo ha empleado tanto el perfil diestro como en el perfil zurdo de la medular dependiendo del escenario.

Tanto si el Madrid necesita pausa y clarividencia para abrir defensas cerradas, como si requiere rebajarle las pulsaciones a un partido que los blancos van ganando, Modric es capaz de erigirse como la mejor de las soluciones entrando desde el banquillo. Ante el Barça su salida fue clave para que el Madrid dominara el tramo final (además marcó el 1-3 definitivo con un tanto de bella factura) y contra el Inter ayudó a Casemiro para que las líneas blancas no se separaran cuando más amenazaba el equipo de Conte.

A sus 35 años, Luka Modric ha comprendido que sigue siendo capital en el Madrid sin tener que exprimirse en cada partido. Su equipo y Zidane lo agradecen.