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El ‘shock’ del suicidio del fundador

Juan 2020-07-31 12:00:02 评论

Ayer se cumplieron noventa años de la primera gran pérdida del barcelonismo, una noticia trágica que convulsionó a un club todavía joven que acababa de vivir su primera década gloriosa, la de los años veinte del Siglo XX. Joan Gamper se quitó la vida el 30 de julio de 1930, arrastrado por la depresión y el desengaño que le crearon una serie de acontecimientos, sobre todo la crisis económica mundial que originó la caída de la bolsa en 1929, que arrastró a inversores de todo el mundo, entre ellos el fundador del FC Barcelona. Los jugadores del Barça, con Samitier a la cabeza, portaron el féretro de Gamper en el cortejo fúnebre por las calles de la ciudad, que acabó en las oficinas del club.

La muerte del fundador y líder espiritual y efectivo del Barça fue un hecho central en ese final de julio de 1930. El club y la sociedad civil se volcaron en despedirle como a una gran figura, pero unos años después ese entusiasmo alrededor de su recuerdo había quedado casi en la clandestinidad.

Gamper, reivindicado hoy como gran fuerza motriz de los primeros años de la historia del Barça, fue una figura incómoda durante mucho tiempo. Y lo fue por su condición de protestante, por suicida y por sus vínculos con el catalanismo. Era presidente del Barça cuando el club fue sancionado con tres meses de cese total de actividades (la idea inicial había sido la disolución) por los pitos al himno de España en un amistoso contra el Júpiter de homenaje al Orfeó Català.

Exiliado y repudiado

Además de la sanción al club, Gamper fue obligado a renunciar al cargo y al exilio. Pudo regresar al cabo de unas semanas, pero con la condición de que debía apartarse de la vida pública y desvincularse de cualquier cargo con el club. Fue otro de los motivos que acabaron con su entusiasmo y poco a poco le sumieron en la depresión, junto con los problemas económicos que llegarían más tarde y que funcionarían como detonante de su suicidio, acaecido casi al mismo tiempo que el de un empresario también suizo, Juan Frey, con el que Gamper mantenía estrechos vínculos comerciales.

Gamper había donado al Barça el dinero necesario para la construcción de los campos del carrer Indústria (l’Escopidora, el escenario donde nació el sobrenombre de ‘culers’) y de Les Corts, el feudo entrañable en el que el club se hizo grande. Unos años después, el inversor suizo había perdido su fortuna y puso fin a su vida en su domicilio del carrer Girona.

Años oscuros y restitución

La figura de Gamper cayó en cierto oscurantismo tras la Guerra Civil, con la victoria en España del fascismo, precisamente por ser protestante y por esos vínculos con el catalanismo. Su funeral fue multitudinario en 1930 y en 1934 se le dedicó una calle junto al estadio de Les Corts, que sin embargo en 1939 pasó a llamarse Calle Crisantemos, su nombre original.

En 1947 se recuperó el nombre de la mano del presidente Agustí Montal i Galobart, que comenzó a restituir el prestigio y la memoria de Gamper.

Años después, las autoridades ‘desaconsejaron’ a Miró-Sans poner su nombre al estadio inaugurado en 1957, conocido como Camp Nou. No fue hasta los años sesenta que el nombre de Gamper estuvo totalmente restituido y Llaudet creó el torneo que lleva su nombre y que aún hoy se disputa. El nombre del estadio no lleva su nombre porque las autoridades no lo permitieron y también porque una encuesta entre los socios lo desaconsejó, pero sí la Ciutat Esportiva de Sant Joan Despí.

Noventa años después de que decidiese poner fin a su sufrimiento, Gamper es hoy una figura no sólo reconocida sino idolatrada por el barcelonismo. La historia lo ha puesto en su sitio.

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